21 de marzo de 2011


Cuando una persona se resigna se dice que esta muerta, yo también lo llegue a pensar. Pero ahora que me encuentro del lado de la resignación me doy cuenta que no es estar muerta es simplemente llegar a la indiferencia al grado de dejar sentir dolor o felicidad, odio o amor. Simplemente es como estar como estar fuera de tu cuerpo ves todo desde otra perspectiva como en tercera persona, todo deja de doler, te conviertes en un espectador mas, simplemente dejas de ser importante y aprendes que ya no eres necesario para nadie.
La vida sigue y tu como parte de ella caminas, comes, trabajas, eres todo lo que la sociedad quiere aunque en realidad estas vació.
En algunas ocasiones te das el lujo de tener una ilusión que hace la función de un placebo es el medio por el cual de vez en cuando caes en un sueño pero al despertar te das cuenta que nada cambio. Lo tomas como un bello y relajante escape del que nadie sabe mas que tu mismo, es tu rincón secreto tu eterno consuelo. Pero pronto te lo quitan te lo arrancan sin darse cuenta que es lo único que te mantenía cuerda, no puedes culpar a quien te lo arranco al final de cuentas solo te pone los pies en la tierra.
La indiferencia no es la muerte del alma, la indiferencia es aprender a guardar silencio y aceptar todo.

1 comentario:

Federico dijo...

Es una opinión interesante. ¿Sabés? Muchos poetas se han inclinado por la indiferencia de ánimo. Ello está encaminado a una superación que desde luego rebasa todo lo terrenal. Es difícil, sin embargo, orientarse por ese camino.